Argentina exportará parte del agua pesada producida en su nueva planta de producción de Neuquén para fines científicos y médicos. La mayor parte del agua pesada se destinará a apoyar las tres plantas de energía nuclear del país. La planta también puede ser modificada para producir combustibles limpios como amoníaco e hidrógeno.
La planta de agua pesada de Neuquén (Imagen: Gobierno de Argentina)
La planta de Neuquén abastecía el programa nuclear argentino desde 1993, pero quedó inactiva en 2017. Con una capacidad de 200 toneladas anuales, era la instalación más grande del mundo y sigue siendo una de las más avanzadas, dijo Adriana Serquis, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Como parte de una delegación a la instalación, la secretaria de Asuntos Estratégicos Mercedes Marcó del Pont dijo que "Argentina tiene una gran capacidad científica y tecnológica en el sector nuclear" que crea oportunidades no sólo para la transición energética sino para multiplicar sus beneficios de desarrollo para el país en su conjunto.
Ya se ha llegado a un acuerdo entre la CNEA y el gobierno de la provincia de Neuquén para volver a poner en funcionamiento la planta. Son dueños conjuntos de la planta, con Neuquén teniendo una participación de control.
Serquis dijo: "En la primera etapa nos centraremos en el hecho de que una de las líneas [de producción] puede continuar produciendo agua pesada, no solo para la continuación de la operación de nuestras tres plantas nucleares, sino también para tener un bien exportable de alto valor". Según los planes, la primera línea de producción debería reiniciarse en 2025.
Según un informe de bnamericas Neuquén produce su propio amoníaco para su uso en el proceso de producción de agua pesada y que podría venderse como un producto separado. Las líneas de producción posteriores podrían ser reutilizadas para producir hidrógeno. Estas serían materias primas bajas en carbono porque la planta es abastecida de energía por una estación hidroeléctrica cercana de 128 MWe que tiene margen de expansión.
Las centrales nucleares argentinas, Atucha I, Atucha II y Embalse, requerirán entre ellas unas 485 toneladas de agua pesada hasta su retiro previsto. El resto podría exportarse a otros países que utilizan reactores de agua pesada a presión: potencialmente Canadá, China, India, Rumania y Corea del Sur. La sustancia también se utiliza en una serie de aplicaciones científicas y técnicas, incluido como trazador en investigaciones médicas y diversos tipos de espectroscopia.
Investigado y escrito por World Nuclear News